Día Dieciseís
Hay muchas cosas que nos une, a Charla y a mí. Por suerte tenemos mucho en común. Algo más en común es el español.
Ella, maestra de español. Vivió en México y España. La ciudad de sus sueños es Granada, en el sur de España. Vivió tanto tiempo en Granada que a veces habla con el acento de Andalucía, el sur del país. Es un sonido especial que me trae memorias de la bondad y amabilidad de la gente del sur. Me hace sonreír escuchar la voz de la Chale cuando habla en español y andaluz.
Unos amigos le pusieron nombre “Chale” con mucha risa, porque así le escribieron el nombre en la pantalla cuando fuimos a jugar al boliche en el sur de Francia.
Es otra historia entre muchas nuestras, y cada una nos define y nos junta mas. El español esta cerca de nosotros y nuestras vidas. Mi abuelos, de herencia mexicana, aunque no están más, siguen siempre presentes. En el casamiento de mi hermana leí un poema de Pablo Neruda: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente…”
En nuestro viaje a Costa Rica, visitamos la playa tropical del Parque Manuel Antonio, con agua verde y azul, arena blanca, monos que nos robaron la comida, y un espacio romántico donde Charla siempre quería volver con una persona querida.
Aguas verdes, verdes como sus ojos aunque ella insiste que no. Otro poeta, Gustavo Adolfo Bécquer, también prestaba atención a los ojos de la mujer que quería.
“¿Qué es poesía? dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía… eres tú”.
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